DEMOCRACIAS CON ABSTENCIÓN, NO SON GOBIERNOS REPRESENTATIVOS

El 2006 es un año electoral para toda Latinoamérica. Las rondas electorales que actualmente se viven en nuestros países, definen el rumbo de un pueblo divido en varios países que se ha sumergido en la pobreza, la falta de educación, salud y vivienda digna.

La realidad social que se vive en Latinoamérica esta marcada por profundas desigualdades sociales en las que los no todos los ciudadanos poseen condiciones, para desarrollar oportunidades y esperanza en el futuro.

Los gobiernos de los últimos tiempos, no han dado respuesta a estas condiciones de vida indigna y se han dedicado a generar políticas en beneficio de los monopolios económicos e informativos. Cabe resaltar que en este proceso los medios masivos de información se han dedicado a desinformar a la población brindado noticias a media verdad y acomodadas de acuerdo a los intereses de las pequeñas oligarquías que se evidencian en nuestros países.

Adicionalmente los mass media se han dedicado a “recrear” al pueblo con novelas, futbol, talkshows, realities, y cuanto programa los sumerja en un mundo irreal donde la pobreza y la educación son los factores menos importantes de una sociedad. De tal manera nuestros pueblos conciben como única verdad lo que las pantallas de sus televisores les demuestran, sin ir más allá del metro de distancia que los separa del TV. Como ocurría en Roma pan y circo para el pueblo, mientras los que tienen el poder hacen y deshacen sin pensar en el bien común.

Este caldo de cultivo hace que nuestros pueblos no se interesen por el voto, que no reconozcan que tienen en sus manos la mejor herramienta para regir y gobernar el futuro que les incumbe directamente a ellos y a sus hijos.

En estas democracias los ciudadanos no se reconocen con deberes y derechos y menos con la posibilidad de gobernar por medio de sus representantes. No reconocen que en cada propuesta de gobernante también debe haber un proyecto de nación claro y concreto que saque a los países de las desigualdades. En dado caso que este proyecto fuera coherente con los intereses comunes de una nación, este proyecto debe mantenerse a través de los partidos políticos de tal manera que se mantenga la institucionalidad a través de varios candidatos y no de un caudillo.

Pero desafortunadamente se han elegido gobiernos que representan los interese de unos pocos y no se han enfocado las elecciones a los intereses propios de cada ciudadano que en un candidato represente los intereses comunes de la sociedad. Estas decisiones electorales han sido influenciadas por los medios masivos que acomodan la información a beneficio del candidato que represente a las oligarquías.

Los pueblos no están siendo representados, en las elecciones salen a relucir favores políticos, los gamonales con su poder local y la ignorancia de un pueblo que no vota por una razón que no tiene fundamento alguno como lo es “todos son iguales y todos dicen lo mismo y a la final nunca hacen nada”.

En esa medida nuestros gobiernos no se rigen por proyectos de nación sino que están limitados por el gobernante de turno que hace lo que quiera con el poder que le ha sido dado por el poder no popular sino de unas elecciones manipuladas.

En estas condiciones los pueblos latinoamericanos y especialmente mi país- Colombia- tiene las circunstancias dadas para que la democracia representativa sea un ideal y no una realidad.

Aunque la democracia este implantada como sistema político no es democrático que gobierne un candidato que ha sido elegido por menos del 5% al 8% del total poblacional del país: Si de un 100% (42 millones de colombianos) pueden votar un 61% (26 millones) pero solo se dirige a las urnas el 16% del total de la población y menos de la mitad de esa votación elige a un candidato, de esta manera no pueden ser representativos nuestros gobernantes.

Es así como Latinoamérica y especialmente Colombia, tienen que reconocer la importancia y el valor que tiene el voto, salir de las pantallas de TV y mirar la cruda realidad que se vive. Más allá de la guerrilla a Colombia la aquejan causas estructurales del conflicto como lo son la falta de educación, la pobreza, empleos indignos, subempleo y el 20% de la población desempleada. No podemos seguir repitiendo los índices de desconocimiento.

Como ciudadanos tenemos derechos y deberes. Derechos que el Estado nos garantice las necesidades básicas (salud, educación, empleo, vivienda, recreación etc…) pero igualmente nuestro deber es elegir candidatos que representen los intereses de la mayoría y no dejarnos meter los dedos a la boca con propuestas inocuas que no nos llevan a encontrar un proyecto de nación claro y responsable con el total de los colombianos.

Hay que salir a votar. Hay que ejercer nuestro derecho y deber de elegir y hay que invitar a esos otros 14 millones de colombianos que no vota que solo si elegimos podemos exigir las condiciones de vida que deseamos, de lo contrario se nos aplica sin dolor que “cada pueblo tiene lo que se merece”.

Si en Latinoamérica se toma conciencia de la importancia que debe tener el voto y las implicaciones que tiene la abstención no solo para cada país de manera individual, sino también para integración como posibilidad para el desarrollo, tendríamos la posibilidad de encontrar alternativas viables para un progreso social y económico para todos, como proyecto claro para encontrar la raíz de una sola nación.